Las bebidas alcohólicas y el guía son una mezcla peligrosa. El alcohol es un depresor del sistema nervioso que se absorbe inmediatamente por las paredes del estómago y del intestino, pasa al torrente sanguíneo y afecta las neuronas.
“El efecto inmediato es que la eficiencia del conductor en maniobrar el vehículo es afectada, las reacciones son más lentas y menos certeras y el juzgamiento de las distancias y velocidades son menos confiables”, dice el “Manual de conducción y seguridad vial de la República Dominicana”, de la Dirección de Tránsito Terrestre.
Aparte de eso, advierte el manual, el campo visual se reduce. Y la vista es el sentido por medio del cual se obtiene la mayor parte de la información necesaria para manejar un vehículo de motor.
“Los efectos que produce el alcohol a la hora de conducir son siempre negativos”, dice Estela Fernández, directora de la escuela de conducción del Automóvil Club Dominicano.
Aunque cada persona tiene una resistencia distinta al alcohol, que depende de factores tan diversos como el sexo, la complexión y el consumo de alimentos o medicamentos, entre otros, a la hora de conducir la única cantidad de alcohol en sangre segura es cero.
“Cuando conducimos no debemos tomar alcohol”, recalca Fernández.
La Ley de Tránsito de Vehículos (241) prohíbe conducir en estado de embriaguez pero no señala una tasa máxima de alcohol en sangre permitida. La violación a esta disposición puede conllevar multas económicas, cárcel y la revocación de la licencia de conducir. Pero las peores consecuencias son las lesiones físicas y la muerte
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