Si Mateo Rojas Alou fue bueno como pelotero, porque sus números están ahí, mucho mejor fue como ser humano y hombre de fe”.
Las palabras antes citadas son de Jesús Rojas Alou, el menor de la trilogía que dejó sentada su historia en el béisbol dominicano y de las Grandes Ligas.
Más que valorar las proezas logradas por su hermano Mateo Rojas Alou, Jesús resalta la parte humana del hoy difunto. “Una gran persona, con tremendo sentimiento humano y un hombre creyente en la promesa divina”, dice Jesús en un aparte del velatorio que tiene lugar en la sala A de la funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln.
Habló también de que Mateo “probablemente ha sido la fuente de inspiración para muchos de los peloteros que han triunfado en las Grandes Ligas”.
En tanto que el mayor de los hermanos, Felipe Rojas Alou, lo describe como “el dueño del play aquí y allá”, refiriéndose a la gran popularidad que como beisbolista vigente experimentó Mateo.
“Fue un hombre muy popular que la gente quiso mucho, algo de lo que él nunca presumió, porque era un hombre humilde. Así vivió y así murió”, refiere Felipe, mientras recibía a personas de diferentes estratos sociales, especialmente los vinculados al béisbol.
Mateo, inmortal del deporte dominicano, quien el 22 de diciembre próximo cumpliría 73 años, falleció en la Plaza de la Salud la madrugada de ayer, tras padecer quebrantos de salud en los últimos años. Cultivó una gran diversidad de amigos. “Fue un gran amigo, con el que pude compartir muchos momentos agradables, no como beisbolista, sino en la intimidad familiar, como amigo”, comentó compungido Blas Carrasco, quien se definió como “amigo de muchos años”.
Asimismo, Justo Rodríguez cuenta que preparaba un encuentro para celebrar el cumpleaños 73 a Mateo el próximo mes. “Algunos amigos estábamos hablando de juntarnos y darle la satisfacción de reunirnos con él”, refiere Rodríguez.
Describe al difunto como “uno de esos hombres que no se repite”.
Moisés Alou, sobrino de Mateo, habla de su tío como “un gran amigo”. “Mateo y yo tuvimos una gran amistad, especialmente en sus últimos años”.
Moisés, un ex pelotero y hoy ejecutivo de los Leones del Escogido cuenta que su afición por los caballos “la he heredado de Mateo”. Muchos aficionados a la hípica han desfilado por la funeraria Blandino porque Mateo era un asiduo fanático de la hípica.
Moisés habla de lo que su padre y sus tíos han hecho fuera del terreno. “Su buen comportamiento a ser un mejor ciudadano. Del ejemplo de ellos aprendí muchas cosas”.
Melquíades Rojas da testimonio del gran respeto que siempre se guardó a Mateo en el seno familiar. “Es muy doloroso que hoy estemos aquí ante la triste realidad de la muerte de Mateo, porque fue una persona muy respetada por todos nosotros”, refiere.
Jesús de la Rosa, ex Secretario de Deportes, recuerda que durante su gestión (1978-82), Mateo fue Comisionado de Béisbol y “fue una persona muy generosa”.
Mateo junto a Felipe y Jesús hizo historia al convertirse en el primer trío de hermanos que defienden al mismo tiempo los jardines de un equipo de grandes ligas. Ello ocurrió con Los Gigantes de San Francisco en la década del 60. Los tres fueron un símbolo de los Leones del Escogido en el béisbol invernal dominicano.
Esta trilogía considerada una de las familias más ilustres del béisbol, es la Rojas Alou a la que también pertenecen Moisés Alou, Melquiades Rojas y Jorge Sosa.
Mateo fue un ex jardinero que jugó en las Grandes Ligas de Béisbol. Durante una carrera de 15 años en el béisbol, militó en los Gigantes de San Francisco (1960-65), Piratas de Pittsburgh (1966-70), Cardenales de San Luis (1971-72), Atléticos de Oakland (1972), Yankees de Nueva York (1973 ), y Padres de San Diego (1974).
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