Una vez más la historia y la patria nos convoca a conmemorar el 198 Aniversario de la figura más humilde, desinteresada, noble y decidida que ha dado nuestra nación; el Patricio Juan Pablo Duarte, quien entregó todos sus bienes, su tiempo, su juventud y hasta su vida por la causa de la patria y para que las generaciones de hoy tuviéramos una nación gigante, próspera y sobre todo libre de toda dominación extranjera.
El joven Juan Pablo Duarte, hijo del español Juan José Duarte y de la dominicana Manuela Diez demostró ser más inteligente que sus amigos más cercanos, llegando el cura José Antonio Bonilla, quien fuera uno de sus maestros, a considerarlo un sabio. Desde pequeño estudió francés, inglés, gramática, aritmética y teneduría de libros, por sus capacidades y estudios se le tiene como el primer contable de la República Dominicana.
Cuando apenas tenía 15 años Duarte visitó a los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España donde aprendió los principios de la libertad, la inpendencia y la soberanía de los pueblos. Esas ansias de libertad lo motivan a regresar a Santo Domingo en 1832 y posteriormente a fundar el 16 de julio del 1838 la Sociedad Secreta La Trinitaria, organización independentista que más impulsó la lucha por la libertad y la constitución de una nación libre y soberana que desde el 27 de Febrero del 1844 se conoce como República Dominicana.
Juan Pablo Duarte es el dominicano por excelencia, su vida ha sido un testimonio radiante de un ser humano que supo descubrir cuál era el propósito de su vida: Forjar una nación con los más sublimes valores que fueron consignados por la eternidad en el Escudo cobijado por la Santa Cruz y la palabra de Dios que ampara la gloriosa Bandera Dominicana: Dios, Patria y Libertad.
Su ideal estaba lleno de amor hacia aquellos con quienes compartía, esto se refleja en sus palabras inmortales; citamos: “Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar mi patria libre, independiente y triunfante” termina la cita. Este prohombre de la Patria, una vez que supo cual era su misión, no descansó hasta lograrla; es por esto que con gran propiedad declaraba la importancia vital de contar con hombres de buena voluntad y de fe, de la siguiente forma exclamaba: “Los Providencialistas son los que salvarán la Patria del infierno a que la tienen condenada los ateos, Cosmopolitas y opulentos”.
Duarte era un hombre de trabajo, que sabía que esta era la mejor vía de desarrollo para una nación. Recordemos sus palabras cuando decía: “Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”. “Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros propios brazos”, termina la cita.
Hoy como ayer, nuestra nación necesita que trabajemos todos unidos por su existencia, por su desarrollo y prosperidad, nuestras tierras están bendecidas por Dios, por múltiples razones que se llevaría muchísimo tiempo mencionarlas, pero sólo vasta mencionar la privilegiada situación geoestratégica, estamos en el centro del hemisferio, lo que constituye una gran ventaja, al igual que nuestra condiciones geográficas: Bellas playas, montañas, preciosos bosques, clima estupendo y, sobre todo la calidad, de nuestra gente. Estas razones nos comprometen a trabajar por nuestra patria y así esteramos cumpliendo con los legados de nuestro gran Padre de la Nación Juan Pablo Duarte.
Es tiempo de que revaloricemos nuestra dominicanidad, que apreciemos lo nuestro: nuestra fe, nuestra cultura, costumbres, nuestra historia y nuestros sueños y aspiraciones como dominicanos.
De nuevo nos hacemos eco de estas palabras del Padre de la Patria: “Vivir sin Patria es lo mismo que vivir sin honor”. Esas palabras reflejan su amor hacia la tierra que lo vio nacer, crecer y dar su vida; La República Dominicana, lo cual lo expresó con sus hechos, con sus sacrificios , con su nobleza y con su entrega: “No he dejado ni dejare de trabajar a favor de nuestra santa causa haciendo por ella, como siempre, más de lo que puedo, y si no he hecho todo lo que debo y he querido, quiero y querré hacer siempre en su obsequio, es porque nunca falta quien desbarate con los pies lo hago con las manos”.
Es tiempo de que revaloricemos nuestras potencialidades, diciéndonos “Aprovechemos el tiempo”, frase que parece simple, pero que plantea dos matices; no sólo en el tránsito material de las horas y los minutos; sino en el más profundo, el de aprovechar el tiempo como época, como era de la humanidad. Aprovechar el tiempo, en ese sentido, es decir, los esfuerzos por los estudios que han de formarnos en el ámbito humano, al mismo tiempo que solidificamos el conocimiento científico.
El primer consejo que da Duarte la juventud dominicana es como una oración que sale de los más hondo de su ser, pero que constituye el principio de una vida sana y buena. Es por esto que decía: “Procuraré conservarme bueno, conservaré mi corazón y mi cabeza, resistiendo las tentaciones de la vida fácil como los vicios, la delincuencia, las drogas, entre otros, es como encontramos el verdadero sentido a la vida y llegaremos a ser felices.
Como se puede apreciar el pensamiento de Juan Pablo Duarte está íntimamente ligado a los más caros anhelos de la dominicanidad y constituye un norte y guía para las presentes y futuras generaciones que han de concebir a Duarte como el patriota íntegro, que produjo el milagro de la emancipación política de la nación dominicana en 1844 del yugo extranjero. Es por esto que el pensamiento y la acción del Patricio deben formar parte de lo más hondo del alma nacional y constituyen el fundamento de toda acción patriótica de los/as dominicanos/as.
Los puntos fundamentales del pensamiento del Patricio no pueden perder un ápice de vigencia y si se han perdido hago un llamado a retomarlos. Duarte nos encomendó el patriotismo y la tolerancia, la honestidad y la justicia, el trabajo y la responsabilidad, la fe y los valores cristianos, así como la esperanza por una patria mejor.
De manera que no existe un caudal de principios y valores más valiosos para los dominicanos que el pensamiento de Juan Pablo Duarte, nada hay más importante para superar la actual crisis de valores y todos los avatares de la vida en sociedad que las ideas, pensamientos y legados de nuestro Patricio. Es por esto que Duarte junto a la fe cristiana han de ser el faro que guíen la república Dominicana hacia los caminos de éxito, la paz y la prosperidad.
Las direcciones regionales de educación de todo el país, los distritos y centros educativos públicos y privados, comprometidos con el legado y principio de Juan Pablo Duarte deben planificar actividades a realizar durante el Mes de la Patria, entre las cuales se pueden mencionar izamientos de la Bandera Nacional en los Centros Educativos, desfiles estudiantiles, murales patrios en los Centros Educativos, la promoción y el canto de los Himnos Patrios en las aulas, exposiciones de pinturas, bandereos, conferencias, charlas, festivales de canciones patrióticas, confección de la Bandera y el Escudo, actos patrióticos entre otras acciones. Todo esto con el propósito de promover y resaltar los valores patrios en todos los centros Educativos y en la sociedad en sentido general.
A los estudiantes queremos exhortarles que caminen por las calles de la vida agarrados de la mano de los principios que dan sentido de dirección a la vida, seguro de sí mismos, porque ustedes son los hijos que Duarte nunca tuvo, llenos al igual que él, de amor por el estudio y por esta tierra, ungidos de responsabilidad y sentido ético. Ustedes serán dentro de algunos años, quienes dirigirán con serenidad y espíritu de justicia, todas las actividades de esta gran nación.
Los estudiantes deben asumir esos deberes, con el corazón puro y voluntad firme; tal como dijo Duarte: Seguid jóvenes amigos, dulce esperanza de la patria mía, seguid con tesón y ardor sus estudios y alcanzad la gloria de dar cima a la grandiosa obra de nuestra generación política, de nuestra Independencia Nacional, única garantía de las libertades patrias. Seguid, y vuestra gloria no será menor por cierto que la de aquellos que desde el 16 de julio de 1838 como Duarte vienen trabajando por una Patria y Sociedad mejor, bajo el lema venerable de: Dios, Patria y Libertad, que son los principios fundamentales de nuestra querida República Dominicana.
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